jueves, 31 de agosto de 2017

Dulce estío, errático final

Puedes mirar a través de cada uno de mis poros, besarme los ojos y quitarme este rubio estacional por convenio.

Arañarme la memoria, construir un tren de aire y volar hacia el sur de mi ombligo.

Podrías quizá entrelazar tus dedos con mis dedos, acariciarme las pestañas y enredarte en mi melena.

Dejarme trenzar tu pelo, sujetártelo mientras devoras mi sexo y besarte, besarme, entre gemido y gemido.

Puedes poner Jazz y música real entre tanto y tanto, que yazca de mientras agazapada sobre ti y que desees mi espalda. 

Aumentar los minutos de descuento, beber de tu elixir y explorar tu masculinidad.

Dejar que el sudor se mezcle con la purpurina, jugar con mi sonrisa y follarnos hasta el atardecer.

Seguir el compás percutiendo detrás de tu oreja, seguir el compás en cuclillas y seguir el compás mordiéndonos los pezones.

Atardecer en mi cintura, abrazar mi soledad y quedarte para nunca.

Los cristales empañados aquí dentro y la lluvia nos recibe allá fuera. Corre una leve brisa y nos diviso libres y felices. Salimos victoriosos de un encuentro amistoso, el público feroz se alza y el rímel que vestía mis pestañas se pierde tras el sudor. Qué maquillaje tan bello e inexistente, qué melena de leonas se nos regala.

- @nuriabarreraa