martes, 29 de marzo de 2016

VIVIR EN SOMBRAS
Un simple deseo que he decidido cumplir , cansada de quedar siempre como la ultima opción, de dejar que me pisaran una y otra vez, el saber que nunca va existir una   persona verdadera, ya que no somos capaces de decir  nuestros pensamientos de forma amorosa, siempre decimos cosas que lastiman a otro ser, al que tu que siente dolor; somos seres que no amamos, solo nos gusta algo lo utilizamos y lo desechamos, así de simple como de horrible . Es hora de comenzar mi viaje, de conocer nuevos terrenos, nuevos mares, respirar otro aroma que no sea el del frió amor.. y si me pierdo no me importa, si es bajo la lluvia o bajo el sol... no soy tan niña corazón..  

domingo, 27 de marzo de 2016

contradicciones; la razón gana

Hoy te quiero escribir
y no dispongo,
precisamente,
para hacer derroches. 
Me gustaría decirte,
si me lo permites, 
que no me hagas caso.

Ignora si te digo que te vayas,
que no tengo ganas de verte.
Que no me gusta que me mires (así).
Que no me apetece comerte.

Olvida si te pido que me olvides,
que lo dejes estar,
que aceptes mi decisión.

Discúteme si no quiero que lo pases mal,
pues eso es cosa tuya;
que no es posible sentir amor en días,
y que en días te vayas apagando.

Y ahora,
hazme caso, vete, no tengo ganas de verte, odio cuando me miras así, no te comeré. Olvídame, déjalo estar y respeta mi decisión. No quiero que lo pases mal, es improbable sentir amor en días y sé que he apagado tu luz.

Sé que soy egoísta, que me voy porque no me puedo quedar, o que no me puedo quedar porque me limito. Me voy porque tengo miedo a que sufras, a que me estanque y a limitarte. Sobre todo me voy porque sé que es posible enamorarse en días.

viernes, 25 de marzo de 2016

Un día precioso para la tristeza

 Era un día para sentirse triste, hacerse ovillo en la cama y levantarse para caer estocada en un piso de mármol.  

 Era un día precioso, en días cómo ésos no pueden sino anudarse gargantas y deshojarse las almas. 

 Decidió que no sería sino miserable, no serviría de nada huir, ella no lo intentaría.  

-Hay tanta belleza en la tristeza, los días bellos son para llorarse, para sentirse -esto se decía entre lágrimas ardientes que empapaban la almohada. 

 -¡Tanta belleza! -se repetía mientras la voz se le cortaba.  

 Ni siquiera podía encontrar una razón para esa tristeza, para esas lágrimas desbocadas. 

 -La verdadera tristeza no tiene razón, las lágrimas genuinas no tienen motivo, por eso el sentimiento es puro, sin razones, esto es pureza -se decía para consolarse. 

 Se repetía la escena, las lágrimas corriendo y su voz débil intentando apaciguar la tristeza, la escena era la misma pero el sentimiento era siempre nuevo; la tristeza siempre es nueva, se emperifolla y aparece triunfante, arrebatandolo todo así cómo el amante que reaparece frente a su amada robandole el aliento con un ferviente beso. 

 Ella se hacía ovillo entre las sábanas mientras el sol primoroso besaba a tantas almas, llevó sus manos entre sus muslos mientras cada lágrima nacía, una más pesada que la otra, una más hermosa que la anterior. 

 Muchas veces había querido compartir su tristeza, en tantas ocasiones había deseado mostrarse con sus lágrimas nacientes y otras amontonadas en la barbilla para que alguien se las secara a besos, y la llevara cómo una niña a comprar una paleta de colores y luego al parque, jugar en un columpio y pretender  que la llevaría fuera de la tierra, tantas veces lo había deseado pero al final era lo mismo, lágrimas mojando la almohada, sollozos murmurados y palabras siempre brotando de sus mismos labios, de esos indeseables labios. 

 El día era precioso, se colaba por la ventana de ese cuarto verdoso, -precioso para la tristeza -se dijo nuevamente. 

 Su alma se deshojaba poco a poco, las lágrimas hacían gotear la almohada, quería el pecho de ese hombre, mojarlo con su sentir, hacerle mar mientras reposaba en él, pero él se había marchado a salvar el mundo con las manos en el cabello. 

 Solo quedaba ella y el día precioso para la tristeza, se encogia cada vez más, ya cuando no pudo menguar cerró sus ojos, la ciudad de Santiago apareció, por sus avenidas se paseaba un hombre que alguna vez reconoció en su corazón, ya no era nada, no más que un simple hombre, sólo una vaga sombra.  Veía después caras conocidas y el pueblo que siempre la había abrazado sin amor , esos rostros eran deformes, todos nefastos por sonrisas falsas, ese pueblo carecía de color. Luego vio a su familia reunida entorno a una mesa dorada, brindaban con vino blanco, todos usando máscaras, llevando esos rostros inmutables. Ya al final vio a el hombre de la barba rojiza, ése que descansaba siempre en su corazón, lo veía con una sonrisa tímida por las calles y luego regando las flores de su precioso jardín, esa última fue una imagen hermosa, nuevas lágrimas brotaron pero esta vez lágrimas coloridas, cada vez que le sentía todo se coloreaba. 

 Decidió levantarse, los colores mancharon su rostro, se levantó, miró el espejo encontrando ajeno ese rostro que se reflejaba, -la imagen es nefasta -se dijo decepcionada. Quería ella algo distinto, abandonar ese extraño rostro, ese apacible y aburrido cuerpo, abandonarse en una flor, ser una gota en cualquier lluvia, tener las formas de una nube, ser unos ojos azules, luego otro rostro, uno gozoso, otro cuerpo, uno deseoso. 

 Se lavó el rostro, queriendo hacerse la nada, se lavaba entre lágrimas y jabón de bebé.  

 Se vistió débilmente, sabiendo que toda esa forma no era ella, ése cuerpo dócil con curvas suaves, senos apenas perceptibles y todo lo demás pobremente formado, todo eso, ajeno.  

 Llevaba un vestido floreado, sus lánguidas piernas respiraban, se dio un último vistazo antes de salir con ese hermoso día para la tristeza, notó que lo único armonioso en su rostro eran sus ojos oscuros, su esencia brotaba de ellos, florecia, desbordaban su alma, eso  la reconforto en ternura. 

 Definitivamente, era un día precioso para la tristeza, los pájaros cantaban Gota de Rocío mientras los árboles serenos maravillaban a la tierra,  flores reían ignorando su belleza y los niños pensaban en el amor al comer un helado de vainilla.  

 Ella se maravillaba con tanta hermosura, el aire era cómo bocanadas de amor, contenía las lágrimas, su alma conmovida se movía con delicadeza.  

 La vida la saturaba con sus colores, ella se tendió para sentir el césped, se desbordaba mientras tendida miraba el cielo, miró una nube, conmovida las lágrimas cayeron, lágrimas hermosas contenedoras de la vida ímpia, la nube era magnífica, tanta belleza en sus sutiles formas, ella lloraba mirándola, era un día precioso para la tristeza después todo. 

lunes, 21 de marzo de 2016

Electra



Sintiendo el frió del vidrio,con sus mejillas enrojecidas, contorneo sus cansados ojos en un silencioso aliento, pensando en un solo ser.
Mirada indiferente frente a un nocturno paisaje imperturbable.
No miraba mas haya que las luces alejadas del camino.
Su mente vuela, revolotea inquieta, pero su cuerpo inerte acumula la tensión en sus músculos.
Las luces dejaron de aparecen, busca inspiración en la profunda oscuridad del camino. 
Deseosa de llegar a destino,pasa el tiempo sumida en su peculiar deseo imposible de ser mas digno de ese super yo.
Criatura curiosa de una oscura habilidad, contraria a su cariñoso ser.
Ser de muchas formas, desea a lo que teme, imposible de conseguir mas que en el mundo de sus fantasías.
Echa rienda suelta a su imaginación, pues  sabe que son pocos como ella, sin embargo mantiene encarcelada su inusitada mente, pues sabe q son pocos como ella.

Una historia de melaza: Eva y Malik

Eva llevaba una bufanda roja que se reía con el viento mientras le cubría los lunares, su cabello jugueteaba con las mariposas. Entretanto sus ojos se perdían en el azul cielo, así mismo sus labios tomaban el color de las flores, se paseaba encantada; había sido un largo invierno después de todo, ese hermoso día el pueblo se desperezaba del frío para abrazar el sol de nuevo. 

 Eva debía buscar a Malik, a él le encantaban los días soleados, imaginaba ese rostro iluminado, él era un amanecer radiante, su alma se perdía en la danza del sol, tenía que buscarle y ver ese espectáculo, ese rostro de niño inundado de hombre. 

 Recorrió el camino con una alegría de infante, ya podía verlo, casi podía olerlo, Malik emanaba un aroma a primavera, lo sentía en cada paso con un ímpetu que le desbordaba el alma; así llego a la casa color manzano de Malik, así, entre anhelo y al paso de su espíritu, allí aguardaba Malik primaveroso, la recibió con su blancuzca sonrisa y un suave beso en la mejilla, Eva le veía con dulzura, recibió ese cordial beso cómo la flor recibe la brisa que la baña. El rostro de Malik estaba cubierto de follaje, lo adornaba de maravilla esa barba, era todo un hombre, Eva le encontraba fascinante, sentía que podía perderse en ese follaje rojizo, ese hombre tenía tanto de niño, desde sus gestos hasta su sonrisa, luego sus manos de hombre, gigantescas y tan suaves como la lira, Eva amaba esa armonía entre niño y hombre. 

 -Mira, ¡qué hermoso!- dijo Eva.
 -El cielo está despejado, nos están invitando a bailar en él.- dijo Malik gracioso. 
 -¿Y la música?- preguntó Eva.   
 -¿Cuántas veces te lo tengo que repetir? La música está en todas partes, se siente, vibra en uno. Fíjate, la música está en la melodía de las aves ahora, aunque a veces también está en una roca, o en un libro, o en un pincel, o en tu cabello, o en tus piernas, o...- 
 -Ya basta, Malik, si sigues así no podremos bailar y el día se irá.-
 -Sí, pero siempre te lo digo Eva, la música, estas melodías, las vibraciones, el sentir con cuidado... Te hizo mal mi ausencia en el invierno, ahora pareces racional, ¡qué miedo me das! Preguntar por la música, bah, casi sonaste como un viejo matemático, porque sabes que ellos no escuchan, ni sienten, ni bailan.-  
 -Sí, sí, Malik, pues en tu ausencia pase todos los días en casa cuidando a las gallinas, hice mucha matemática, no me creerás esto... pero tres y dos son cinco.- 
 Malik lanzo una carcajada al cielo y dijo: 
 -Vaya, toda una matemática, entonces ya no escuchas música, has dejado de sentir y de seguro que no sabes bailar, eso tiene arreglo, aún no eres un caso perdido, venga, Eva de las gallinas y los números infinitos, le enseñare de nuevo, vamos a bailar.- 

 Malik tomó con ternura a Eva mientras tarareaba melodías de pájaro, se movía lentamente y con gracia en medio del césped, bajo el cielo pintado. El corazón de Eva latía al compás con Malik, pero éste se detuvo bruscamente y la miro seriamente. 

 -¿Qué he hecho?- pregunto Eva.
 -Esa bufanda, ese atuendo, ¡qué abominación! un día hermoso y tu aun en invierno, es grave Eva.- respondió Malik sereno.
 -¿Apenas te das cuenta?- pregunto Eva exaltada.
 -No, pero sabía que si te lo hubiera soltado inmediatamente habrías huido y te habrías cerrado con el rostro nublado.- contesto Malik dulcemente. 
 Eva lo miraba desdeñosa. 
 -¿Ves? Esos ojitos negritos me miran sin ganas y con un desprecio de niña, entonces ya no parecen ojitos, parecen lanzas.-
 Eva apretó los ojos y se quito la bufanda con desgana. 
 -Si lo vas a hacer sin ganas mejor lo hago yo.- dijo Malik sonriendo pacienzudo recogiendo la bufanda del césped. 

 Malik la recogió poniéndosela de nuevo a Eva, mientras lo hacia la miraba con los ojos llenos de una alegría infantil, Eva reprimía un te amo de sus labios ignorando que se le escapaba en los ojos, Malik la leía perfectamente, su alma comenzó a bailar, si estaba orgulloso de algo era de ese amor, de esa mujer con el corazón vivo, pronto encontraría la manera de decírselo y robarle ese te amo con sus labios pero en ese momento era más bello sentirlo que intentar dibujarlo.

 La había extrañado durante el invierno, esos ademanes cuidadosos y titilares, ese rostro de poros floreados, la sonrisa débil y esos ojos renegridos que ella siempre tornaba en todas las direcciones a causa de la timidez, esos ojos dilataban un alma preciosa, tan expresivos, tan vivos. 
Malik había sentido ese invierno como tormentoso, el trabajo fue arduo y el descanso poco, su médula helaba cada noche y por las mañanas los huesos le crujían. Se reconfortaba con su humor de niño y algún que otro recuerdo bello y claro que el anhelo de regresar a su pueblo y ver a Eva. 
 Nunca había pasado tanto tiempo lejos de ella, entonces la repasaba con cuidado sintiéndola, su ausencia lo hacía enaltecerla. Entendió que la amaba mas allá de todo pensamiento y de cada repaso, así entre esos gélidos días.

 Malik la miraba mientras su alma rebosaba, le quito con cuidado la bufanda, dejando al descubierto esos tímidos lunares con los que jugaba en sus sueños.  

 -Así es como se debe hacer.- dijo Malik con afabilidad triunfante. 
 -Deja que el sol bese esos lunares, fueron hechos para besarse.- agrego coqueto. 
 -El sol no da besos.- respondió Eva. 
 -Déjale esa vacía racionalidad a las gallinas.- comento Malik con gracia. 
 -Oye pero no hemos avanzado nada, aun cuentas y piensas, terrible, ven, terminemos el baile.- agrego finalmente Malik. 

 Así cayó la noche, uno en los brazos del otro, moviéndose al compás de la música que sus almas tocaban, así, y con la bufanda roja en el césped dormida. 

 -Deberíamos quedarnos para el amanecer.- dijo Malik. 
 -La noche esta fría, vamos a entrar, tendremos otro amanecer después.- dijo Eva. 
 -¿Por qué esperar a otro amanecer? Podemos tener este, estamos aquí ahora.- dijo Malik. 
 -¿Eso es todo?-pregunto Eva.
 -Es todo lo que tenemos ahora.- finalizo Malik. 
  
 El frío se hacía implacable, Eva comenzaba a tiritar en espera por ese amanecer, Malik la abrazó fuertemente para ahuyentarle el malestar, luego la sentía tanto como a su corazón, ambos ardientes y rebosantes. 
 Sin darse cuenta comenzó a recorrerla con los dedos, estos jugando con la piel y discutiendo con la ropa. Eva sentía que la peregrinaba y allí entre los brazos de Malik sabía que debía permanecer, pero ¿cómo decirlo? ¿Cómo pedirle que la sostuviera para la eternidad, que la abrigara sin cesar, que la transitara sin retorno? ¿Cómo hablarle de su amor? ¿Acaso alguien sabe hablar del amor? 
 Malik era ese niño poblado del más bello sentir, un hombre de fluctuaciones corrientes y claras, tan malcriado como sabio, tan astuto como holgazán, tan inteligente como singular; sabia que le amaba, desde sus tristezas húmedas hasta sus alegrías pomposas, desde sus enojos ardientes hasta su calma de arena. Malik la impregnaba con su tacto y aliento, escuchaba su corazón y el de él, revoloteaba, estaban juntos se sentían, eso era más que invención.

 Una delicada lluvia tomó protagonismo justo antes del anhelado amanecer, mientras Eva se rendía dormida murmurando sueños. Cada gota que caía parecía contener un poco de amor, un poco de fantasía, un poco de sueño y vida. Malik se maravillaba al ver dormir a Eva, la escena era magnifica debido a las gotas que la cubrían con delicadeza, Malik ansiaba ver el despertar de ese rostro rociado, se divertía al imaginar esa expresión jocosa, imaginaba sus pestañas empapadas y sus ojos intentando asomarse, era cuestión de esperar unos instantes. 

 Eva despertó cuando la lluvia se hizo grave, su expresión fue peculiar, muy distinta a como Malik había imaginado, precisamente por eso se le ensancho el corazón, escenas como esas no pueden ser imaginadas, expresiones así solo pueden enternecer el alma.

 -Qué divino, estas lluvias son sublimes, bañan el alma y alimentan el amor, muy distintas a las de invierno, esas lo aporrean a uno como piedras y despiertan la tristeza a gritos.- dijo Malik mientras se levantaba.
 -Estas lluvias son para sentirlas.- finalizo Malik ya de pie.

 Eva no podía hallarse ante una mejor escena, se le escapaban las sonrisas mientras se desbordaba de amor, cada palabra que brotaba de Malik era una extensión de su alma tan exquisita. Le adoraba en sus discursos largos y se maravillaba con cada dibujo de su pensamiento.

 -No se requiere de mucho para sentir la lluvia.- comento Eva dulcemente mientras se desperezaba en el césped.
 -Ciertamente, señorita de las gallinas, se requiere alma, sólo eso.- dijo Malik esbozando una sonrisa de ingenio.

 Se acerco entonces a Eva tendiéndole la  mano para levantarla.

 -Vamos a sentir esta lluvia.- dijo Malik rebosado.

 Ambos de pie y sujetados de la mano miraban hacia el cielo, recibiendo el beso de cada gota, en aquel momento Malik miro a Eva con los ojos brillosos frente a frente sin decir nada su amor minaba esa mirada primorosa, los inundaba.

 Eva recibió esa mirada con un atisbo de belleza, soltó a Malik para tocar su rostro empapado, pasaba sus manos suavemente como para capturarlo en su tacto, llenándole con los dedos y las palmas de melaza amorosa.

 Malik tomó las manos de Eva mientras se deslizaban por sus mejillas, tan pequeñas y delicadas las puso sobre su monumental pecho.

 Eva sentía la camisa de lino mojada pero más que eso sentía la virilidad de Malik, algo en ella emergía mientras tenía sus manos como adheridas, Malik de pronto ya no era un niño tierno que se paseaba por su alma, ahora era un hombre excelso, ancho y fuerte que se paseaba ardiendo por su sangre, le impresionó su sentir, Eva comenzaba a arder bajo la lluvia.   

 Malik sentía esas dóciles manos sobre él, le removía el pudor a esa inmaculada mujer, sentía que ella podía perderse en la inmensidad de su cuerpo de hombre, sabía que él quería recorrerla entera y palpar toda su figura, más que palparla en realidad quería fundirse en sus formas blandas, traspasar esa piel nevosa.

 Malik guiaba las manos de Eva, así le removió la camisa empapada, los pantalones desgastados y todo lo que lo cubría.

 Eva se encontró por primera vez frente a un hombre desnudo, la imagen la impresionaba, toda la forma de Malik, cada pasaje, quería pasearse de arriba abajo, sumergirse en esa inmensidad de hombre.

 -Este no es cualquier hombre, es Malik.- se dijo Eva y sus palpitaciones aumentaron, todo era desconocido y simplemente delicioso.

 Las formas de Eva se notaban exquisitas debido a su ropa humedecida, sin siquiera pensarlo Eva se deshizo de su vestido y todo lo que la ocultaba.

 La lluvia era impetuosa cuando el amanecer estaba desperezándose para salir, esos cuerpos desnudos emanaban un brillo nunca antes visto, la exquisitez de la forma humana resplandecía, de igual forma la sangre que los recorría iba desembocada buscando la del otro.

 Malik sentía la belleza de ese cuerpo, de esa mujer, la sangre le hervía y el corazón se le dilataba, esas curvas tiernas lo habían esperado mucho tiempo, esa alma delicada estaba allí después de haber pasado toda su vida intentando encontrarla sin siquiera saberlo.

 Malik se alejó y cerró sus ojos dejándose dominar por la lluvia y todo su sentir, cada gota lo descendía y Eva lo admiraba queriendo ser esa lluvia, cada gota, deseaba tanto que no consiguió controlarse y se acerco para bañarlo con ella, toda su vergüenza se desvaneció en la nada.

 Eva se acercó quitando las gotas de la piel de Malik con sus besos, comenzó por su rostro y su barba, ya luego deteniéndose con pasión en esos labios perfectamente dibujados y así por su pecho ancho, los brazos fuertes, esos muslos pomposos y esas piernas fuertes.

 Eva susurraba entre besos palabras de amor, su alma se dibujaba con cada aliento, luego se detuvo para aprenderlo con sus manos, lo tocaba suavemente por cada pasaje mientras veía la expresión de éxtasis en el rostro de Malik, al terminar acercó su cuerpo al de Malik.

 Malik sentía el calor de Eva, sus manos temblaban, quería tomarla sin preámbulo, posó sus labios fuertemente en los de Eva, la besó con efusión y finura, despacio para capturar su aliento.

 Las manos de Malik hallaban el camino en el cuerpo de Eva, recorriendo su blanda y pequeña cintura, peregrinando en ella, absorbiendo con su tacto los senos de maná de Eva, traspasando la nieve en esos muslos juguetones, la sentía cómo a su propia piel, esa divina piel que hasta entonces había permanecido intacta.

 Malik sentía su sangre junto a la de Eva, corrían juntas, ambos palpitaban cómo sólo los verdaderos amantes hacen. Fluían sin cesar, temblaban y ardían, fundidos al mismo tiempo en caricias y besos, de repente ya no sentían la lluvia caer, sólo se sentían, así cayeron al césped para trascender el uno en el otro.

 Malik se extendió por toda Eva, mientras ella lo abrazaba con todo su ser. Eva floreada y Malik naciente, comunión perfecta. Malik se liquidaba en Eva y ella se vertía por completo en Malik.

 El amanecer se apareció con su excelsa belleza, Malik yacía en calma, adormilado en el pecho de Eva.

 Eva lo resguardaba con ternura mientras sonreía con amor y dicha, veía ese rostro suave, fascinada por tal belleza, ese rostro quieto, desde sus pestañas caladas de amanecer, hasta los labios contenedores de vida. Le veía descansar en ella, lo cual era asombroso, ese hombre tan niño en sus brazos, quería conservarlo, le escuchaba respirar disfrutando de sus sueños, sabía que quería verle cada amanecer, guardarlo en sus brazos e impregnarle su amor en cada sueño, velar por su descanso, compartir su velo, buscar a Morfeo juntos, siempre.

 La mañana los encontró, el césped esparcía el alma de los amorosos, mientras Malik se desperezaba cómo un niño mimado, Eva le dejo levantarse mientras acomodaba su cabello.

 Buscaron sus ropas, Eva se encargo de vestir a Malik, mientras Malik se encargo de vestirla a ella. Sonreían en complicidad, cómo verdaderos compañeros, vertidos el uno en el otro sin dejar de ser, ése era el inicio de una vida que ambos crearían, ésa entre sus preciosas soledades y su maravillosa compañía, entre preguntas y respuestas, dudas y certezas, divagaciones y pereza, risas e historias, lecturas y silencios, entre amor y más besos.

 Entraron a la casa color manzano de Malik, Eva miró con ternura ese lugar que arropaba cada día y noche a Malik, todo desordenado y colmado de fantasía. Malik comenzó a hacer café mientras tarareaba una melodía divina, Eva salió sigilosamente tomando papel y un bolígrafo se sentó en compañía de un árbol milenario, miraba la bufanda roja que con dulzura Malik había removido luego miró al cielo y se dejó besar con delicadeza por la belleza de ese día, dirigió la vista a esa casa color manzano, comenzó a escribir con el alma danzante.


Querido Malik, sí, comienzo esta carta como tantas veces se ha hecho.
 Querido, no tienes idea de lo mucho que te siento, pero no te hagas una idea porque en realidad me gusta permanecer fuera de ellas.
 Siento cada letra, cada palabra, siento tu nombre, con tanta belleza se escribe, con tanta dulzura se pronuncia.
 Querido Malik, cambiaré el “querido” porque en realidad te siento amado, hagamos que comienzo de nuevo.
 Amado Malik, la mañana está hermosa pero estas en un manzano jugando con el café, así que no puedes ver esta mañana, intentaré describirla para ti, lo haré para que saborees mejor el desayuno, para que me tengas al menos en un bocado o en un sorbo de café mientras me lees.
Amado mío, los pájaros parecen coquetear con los arboles mientras los contenedores milenarios seducen a la lira, la lira a su vez encanta a una abeja traviesa, imagino que la abeja estará enamorada de un cerezo, es lindo pensar en ese valle de amor, porque todo se reduce a eso, ¿sabías? el amor, bueno, en realidad no se reduce, se magnifica, deberías estar orgulloso de mi, ya me corrijo.
 Ahora el viento hace bailar a dos mariquitas, esas que se pasean siempre por la roca en la que sueles sentarte, la bufanda roja que me quitaste sigue entre el césped, no la levantare porque ahora es el hogar de alguien.
 El sol parece acariciar a las flores con ternura, estas se levantan con alegría cómo quien despierta y ve a su amante.
El cielo está despejado, parece ser egoísta, no quiere que ninguna nube le quite protagonismo, quiere solo él ser admirado, debe estar muy contento porque lo admiro y le amo.
 Creí ver un colibrí, sabes lo que me producen estas criaturas, el alma se me desborda, qué niña soy ahora, si tan solo pudiera jugar con él un ratito, es tan fugaz y tan lindo, amado mío si pudiéramos viajar en un colibrí.
 Ahora tu manzano se ve colorido, escucho una melodía de violín, debe ser el niño Eliot desde aquella casa de palmas.
 La mañana esta hermosa, ahora pasó la señora Adelaida con el travieso Napo, me han brindado de una sonrisa que de seguro habrías disfrutado, en especial la de Napo, me han hecho bailar un poco, pensar que no había bailado desde hace tanto, tenias razón, tu ausencia me había alterado en un viejo matemático.
 Qué hermoso espectáculo, mis palabras son pobres formas para intentar capturar tal imagen, pero al menos puedes disfrutar de mi rara escritura y preguntarte si mis r son íes o reírte de cada descripción que hago o tal vez imaginar que mientras te escribo visto un disfraz purpura de hormiga.
 Amado Malik, ya debería entrar en tu manzano y hacer una critica dulce sobre tu café y llenarte de besos las pestañas  y juguetear en tus labios y pellizcarte la espalda, pero no puedo irme todavía, quiero tenerte un momento más entre estas letras que son tuyas.
 Amado Malik, te amo, me siento tan viva al sentirte en mí, floreados mis dedos que te escriben, me invades el alma, te siento en cada palabra, eres parte de mí, de todo mi ser, te amo, qué delicia el sentirlo.
 Amado Malik, qué hermoso te tengo cuando me siento.
 Te amo, sí, siento que lo estoy diciendo demasiado, pero sigue surgiendo sin parar esa es tu responsabilidad.
 Este árbol que me acompaña es frondoso y vivaz, me susurra cumplidos y me habla de ti, ahora dice que el otro día te perdiste viendo una mariposa y luego buscando un águila, ese mismo día lloraste junto a las flores, dijo que quería abrazarte pero que las flores hacían más que suficiente a tu lado, dice que eres buen compañero, eso puedo confirmarlo.
 Amado Malik, la mañana exclama vida y dibujo un te amo para ti, así lo guardas en tu barba y después lo sientes en el alma.
 Ya voy contigo, amado Malik, a saborear el café de tus labios y comer el desayuno entre tus brazos, espero te haya gustado la mañana, te invito a un paseo por la tarde y a buscar dientes de león comiendo mandarinas.
 Te amo, Malik, la próxima vez solo ponle dos cucharaditas de azúcar al café.

Defensa de Violeta Parra.




Dulce vecina de la verde selva
Huésped eterno del abril florido
Grande enemiga de la zarzamora
Violeta Parra.

Jardinera
............. locera
....................... costurera
Bailarina del agua transparente
Árbol lleno de pájaros cantores
Violeta Parra.

Has recorrido toda la comarca
Desenterrando cántaros de greda
Y liberando pájaros cautivos
Entre las ramas.

Preocupada siempre de los otros
Cuando no del sobrino
................................. de la tía
Cuándo vas a acordarte de ti misma
Viola piadosa.


Tu dolor es un círculo infinito
Que no comienza ni termina nunca
Pero tú te sobrepones a todo
Viola admirable.

Cuando se trata de bailar la cueca
De tu guitarra no se libra nadie
Hasta los muertos salen a bailar
Cueca valseada.

Cueca de la Batalla de Maipú
Cueca del Hundimiento del Angamos
Cueca del Terremoto de Chillán
Todas las cosas.

Ni bandurria
................. ni tenca
............................... ni zorzal
Ni codorniza libre ni cautiva


solamente tú
................... tres veces tú
....................................... Ave del paraíso terrenal.
Charagüilla gaviota de agua dulce
Todos los adjetivos se hacen pocos
Todos los sustantivos se hacen pocos
Para nombrarte.

Poesía
.......... pintura
...................... agricultura
Todo lo haces a las mil maravillas
Sin el menor esfuerzo
Como quien se bebe una copa de vino.

Pero los secretarios no te quieren
Y te cierran la puerta de tu casa
Y te declaran la guerra a muerte
Viola doliente.

Porque tú no te vistes de payaso
Porque tú no te compras ni te vendes
Porque hablas la lengua de la tierra
Viola chilensis.

¡Porque tú los aclaras en el acto!

Cómo van a quererte
............................... me pregunto
Cuando son unos tristes funcionarios
Grises como las piedras del desierto
¿No te parece?

En cambio tú
..................... Violeta de los Andes
Flor de la cordillera de la costa
Eres un manantial inagotable
De vida humana.

Tu corazón se abre cuando quiere
Tu voluntad se cierra cuando quiere
Y tu salud navega cuando quiere
Aguas arriba!

Basta que tú los llames por sus nombres
Para que los colores y las formas
Se levanten y anden como Lázaro
En cuerpo y alma.

¡Nadie puede quejarse cuando tú
Cantas a media voz o cuando gritas
Como si te estuvieran degollando
Viola volcánica!

Lo que tiene que hacer el auditor
Es guardar un silencio religioso
Porque tu canto sabe adónde va
Perfectamente.

Rayos son los que salen de tu voz
Hacia los cuatro puntos cardinales
Vendimiadora ardiente de ojos negros
Violeta Parra.

Se te acusa de esto y de lo otro
Yo te conozco y digo quién eres
¡Oh corderillo disfrazado de lobo!
Violeta Parra.

Yo te conozco bien
............................ hermana vieja
Norte y sur del país atormentado
Valparaíso hundido para arriba
¡Isla de Pascua!

Sacristana cuyaca de Andacollo
Tejedora a palillo y a bolillo
Arregladora vieja de angelitos
Violeta Parra.
Los veteranos del Setentaynueve
Lloran cuando te oyen sollozar
En el abismo de la noche oscura
¡Lámpara a sangre!

Cocinera
............. niñera
....................... lavandera
Niña de mano
.................... todos los oficios
Todos los arreboles del crepúsculo
Viola funebris.

Yo no sé qué decir en esta hora
La cabeza me da vueltas y vueltas
Como si hubiera bebido cicuta
Hermana mía.

Dónde voy a encontrar otra Violeta
Aunque recorra campos y ciudades
O me quede sentado en el jardín
Como un inválido.

Para verte mejor cierro los ojos
Y retrocedo a los días felices
¿Sabes lo que estoy viendo?
Tu delantal estampado de maqui.

Tu delantal estampado de maqui
¡Río Cautín!
................. ¡Lautaro!
.............................. ¡Villa Alegre!
¡Año mil novecientos veintisiete
Violeta Parra!
Pero yo no confío en las palabras
¿Por qué no te levantas de la tumba
A cantar
............ a bailar
....................... a navegar
En tu guitarra?

Cántame una canción inolvidable
Una canción que no termine nunca
Una canción no más
.............................. una canción
Es lo que pido.

Qué te cuesta mujer árbol florido
Álzate en cuerpo y alma del sepulcro
Y haz estallar las piedras con tu voz
Violeta Parra

Esto es lo que quería decirte
Continúa tejiendo tus alambres
Tus ponchos araucanos
Tus cantaritos de Quinchamalí
Continúa puliendo noche y día
Tus toromiros de madera sagrada
Sin aflicción
................... sin lágrimas inútiles
O si quieres con lágrimas ardientes
Y recuerda que eres
Un corderillo disfrazado de lobo.

Kamila Rubero, poesía.

Amargo adiós
Besos vacíos olvidando el porvenir.
Tus ojos taza de café vacía, antes llena de futuro.
Caricias,declarándole una revolución a mi cuerpo pidiendo a gritos libertad.
Amor tan lleno de melodías tornándose en ecos de irrelevantes palabras,desamor y despedidas. Causando este amargo insomnio y trasnochando mis versos.
Exquisitas memorias disfrazadas de utopías besan sutilmente mi frente dando las últimas señales de vida.

Honestidadypedid.

De repente
un momento para no pensar
y siguiendo la naturaleza opuesta
pensamos en todo
menos en lo que tenemos.

Nos quejamos,
lloramos,
rabiamos,
hacemos el atemporal acto
de odiar.

Servimos odio,
bebemos odio,
comemos odio,
tenemos odio,
celebramos el odio
una y otra vez
en ritmos eternos,
inclasificables.

Incluso lo convertimos en pan
con el que alimentar a cientos de miles
que flotan en falsas promesas
prara intentar camuflar realidades,
que esperan frente a Grecia,
que ruegan a un sistema enfermo,
que mueren a nuestros pies.

Nos excusamos
porque dudamos de nuestra honestidad,
pero honestidad dejó de significar
para empezar a dejar de existir.

Día internacional de la poesía por Ricardo Marcos

Sé que estarás ahí cada vez que me vuelva a enamorar,
se que estarás ahí en las noches que no pueda dormir,
sé que siempre estarás ahí cada vez que pierda el control de mí mismo,
sé que me acompañarás cuando más solo y desolado me encuentre;
sé que estarás ahí cuando me deje caer, y cuando me dejen caer.
Sé que estarás ahí cuando me vuelva loco buscando el amor en las cosas más cotidianas.
Se que estarás ahí cuando se quiebre mi corazón y deambule perdido entre la multitud; sé que estarás ahí cuándo comprenda que  tanto en el desamor como en el amor tiempo y corazón jamás van unidos.
Siempre has estado ahí para mí dispuesta a entender lo que nunca nadie quiso entender.
Siempre has estado ahí para hacerme sentir que dentro de mí había un laberinto que merecía la pena explorar y contemplar.
Siempre has estado ahí para darme esa bendita sensación que me dice que soy diferente a todos los demás.
Empezamos nuestra aventura juntos cuando apenas tenía 8 años y sé que seguirás mi viaje hasta el día en que mis últimos versos sean la representación de mi último aliento.
Y qué mejor que exalar tu último suspiro con el amor que te ha acompañado durante todas las experiencias y durante todos los días de tu vida; con versos que inspiran melancolía, dolor, amor, rencor, felicidad, desolación, emoción, belleza... Y todas esas cosas que, ente medias, jamás nadie sabrá, ni debería, explicar; nadie excepto tú:
POESÍA.

domingo, 20 de marzo de 2016

Iniciando los sucesos improbables @identicodisimil

Es por muchos sostenido que la Historia la construyen los grandes hombres. Lo que voy a contar ahora, es la historia de cómo el sujeto más insignificante, irrelevante, y con muy poco aprecio hacia la humanidad logró cambiarla para siempre. Puede que no lo lleguen a notar, pero si prestan atención a lo que diga, lograrán entenderlo. Este relato será concreto, mi intención no será reparar en cuestiones específicas que vayan más allá de lo necesario. Les pido desde este momento que me consideren a mí como un personaje secundario, en ocasiones incluso incidental. El protagonismo de esta historia recaerá en ella misma. Todo elemento que mencione a partir de este momento, sólo busca pasar de lo anecdótico a lo ilustrativo. Mi única finalidad es lograr demostrar mi punto.

Nos han hecho creer toda la vida que los fracasados, y la gente sin ambiciones no sirven ni aportan en nada a la sociedad. Que su existencia es completamente intrascendente. Sólo los hombres con ideales firmes, trabajadores incansables y que nunca se dan por vencidos serán quienes forjen el destino del mundo. Ellos serán los responsables de trazar el camino de todos. Serán nuestros guías, futuros héroes y modelos a seguir. Eso no pudiera ser más erróneo y es mi intención el demostrarles por qué.

Mi nombre es Doyle Moore, soy parte de lo que es conocido como la escoria londinense. Desempleado, alcohólico, drogadicto, de muy mala apariencia y aún peor aroma. Vivo de las limosnas de la gente y de lo que puedo robarles a los transeúntes que caminan distraídos por las calles, inmersos en su propia burbuja. Son blancos fáciles y no representan mayor problema. No es un trabajo tan duro y la paga a veces es buena. Puedo huir satisfactoriamente con sus pertenencias aproximadamente dos de cada tres ocasiones, una expectativa de éxito nada mala. En cada atraco, no logro obtener más que unas cuantas libras en efectivo y sus teléfonos celulares que consigo vender por poco dinero en el mercado de pulgas. Mis favoritos son los que tienen pantalla táctil, porque son por los que pagan mejor. Esos debo robarlos con delicadeza, pues nadie quiere comprar después un teléfono con la pantalla estrellada.

Algunos ladrones novatos no entienden que robar es algo que debe hacerse con planeación. Cualquier atraco es igual a una inversión, donde tus únicos activos son tu libertad, tu tiempo y tu integridad física. Dado que tu tiempo no vale nada por ser un vagabundo cualquiera, debes concentrarte en las otras dos variables. De aproximarte a una víctima que pueda terminar por defenderse y atacarte, ésta puede causarte algunos daños, desde leves a severos. Si tu integridad física es mermada, ya no podrás trabajar con la misma efectividad que antes, a consecuencia de tus heridas. Es por ello que nunca debes robar a gente que pueda representar un potencial riesgo físico, debes descartar a quienes posean cuerpos grandes o atléticos, aun cuando parezcan estar distraídos. Tampoco debes abordar personas en lugares muy transitados, es ahí donde existe una mayor probabilidad de ser atrapado. Una vez encerrado y sin poder estar en las calles, ya no podrás volver a robar de nuevo. Tu libertad es tu activo más valioso, jamás debes realizar robos riesgosos, aunque parezcan demasiado llamativos o tentadores. Nunca se puede ser lo suficientemente cauteloso.

La gente me mira con desagrado al pasar. Si por ellos fuera, yo y todos los de mi clase debiéramos ser exterminados como si nos tratáramos de una terrible plaga en un cultivo de maíz. Desde que vivo en las calles, la gente me llama un “bueno para nada”, totalmente improductivo y un lastre para la sociedad. No me molesta y no los culpo, pienso lo mismo. Asumo con honestidad lo que soy, simplemente sigo con la corriente y sobrevivo en el día a día.

Es una noche común en el otoño del 2015 en Londres. Ni siquiera recuerdo qué día es. Honestamente podría ser cualquiera, todos son iguales para mí. Sufro fuertemente por la ausencia de drogas en mi organismo. Mis extremidades tiemblan y tengo un intenso sudor en la frente. Difícilmente me puedo mantener en pie sin tambalearme luego de un par de segundos. Empiezo a tener alucinaciones, esto no va nada bien. Necesito de manera urgente una inyección de serenidad y compostura en mi cuerpo, una jeringa que me devuelva a la vida.
Pensándolo bien, éste no es cualquier otro día, nunca me había sentido tan mal. Siento morir. Me dirijo con mi proveedor de droga. Sé que no tengo suficiente dinero, pero espero que él pueda entenderlo, dada mi situación. Quizá pueda darme una pequeña dosis, permitiendo que le quede a deber para después el costo del producto más intereses adicionales.

Tengo que terminar con esta sensación, se está volviendo intolerable. De continuar un par de horas así, probablemente estaré cerca del colapso. No siento los labios, están más secos que un desierto, empiezo a ver borroso. ¡Sólo quiero una inyección ya! No me importa si la tengo que robar.
Llego al lugar de costumbre. A diferencia de otros días, se escucha mucha gente en el interior y más ruido de lo normal, se oyen risas estruendosas. No sé de qué pueda tratarse, pero con un proveedor tan desquiciado que responde al nombre de el avestruz demente, uno nunca sabe lo que se puede esperar. Le llaman el avestruz porque mide más de dos metros y tiene una enorme cabeza calva y delgada, y créanme que no quieren saber por qué le llaman demente. (¿Por qué demonios alguien pensaría que la orina es el mejor remedio para hidratar la piel reseca?)

En fin, no tengo otra alternativa más que descubrir por mí mismo qué está ocurriendo en el lugar. Entro y parece como si una fiesta se llevara a cabo, sin embargo, no hay más que cuatro sujetos junto al avestruz demente, y no parece que estén por llegar otras personas. Al verme entrar, todos estallan en júbilo y me dan la bienvenida, se encuentran notablemente drogados. Me dan un recibimiento como si fuera un festejado en su celebración de cumpleaños sorpresa. Esto me toma desprevenido, sin embargo, no desvía mi atención, yo sólo vengo por la dosis que necesito. Me acerco con mi proveedor y le explico mi situación. Estoy corto de dinero, pero necesito urgentemente inyectarme.

El sujeto de al lado suelta una carcajada y me dice que es mi día de suerte. Hoy podría obtener mucha droga sin tener que pagar por ella. Tendría suficiente para dos meses con tan sólo participar con ellos en un juego. Ahora sí tienen toda mi atención. Quiero saber más.
El juego en cuestión se trata de la ruleta rusa. Un juego en el que los seis vamos a empezar, pero sólo cinco lo terminaremos. ¡Estos sujetos realmente están dementes! (Lo que daría ahora por sólo tener que untarme orina en la cara como muestra de locura).
Arriesgar la vida en un juego tan estúpido me parece ridículo. Sin embargo, no sé si tenga mucha alternativa. Si no muero en este juego absurdo, mi cuerpo sentirá hacerlo en unas cuantas horas, de no inyectarme algo urgentemente. Nunca había sentido tal necesidad por esa sustancia en mis venas. No puedo pensar bien y mi boca se mueve por si sola.

- Estoy dentro

Pronunciar esas palabras es probablemente la cosa más estúpida que he hecho en toda mi vida, pero aceptémoslo; nadie va a llorar si el día de hoy resulto ser el menos afortunado de los seis.
La dinámica es sencilla: un revólver posee un cilindro conteniendo seis distintas cámaras, cinco de éstas permanecen vacías, con excepción de una que tendrá una bala. El barrilete se girará aleatoriamente y cada uno jalará el gatillo sobre su cabeza, si eres el desafortunado que atina la cámara con la ojiva, mejor suerte en la próxima vida...


EXTRACTO DE LA NOVELA "SUCESOS IMPROBABLES" CONTENIDA EN EL LIBRO "IDÉNTICOS DISÍMILES" DE ALAN GUTIÉRREZ GALBERT

@identicodisimil

¡No disparen al pianista! @Cristian_Johnny

¡No disparen al pianista!

Por falta de precisión las balas están perdidas,
desfilan, entre los rayos del sol, luces rojas y amarillas.
El soldado pierde la razón, mejor que perder la vida
y llora sin ton ni son una niña triste, sola y afligida.
-¡Que alguien calme su llanto! -grita franco el coronel.
Y de tanto en tanto un soldado raso se acerca y la consuela.
-¿Por qué llora la pitusa si no hay herida que duela?
-Son heridas del corazón, mucho peor que el dolor de muela.

Las balas se exhiben espléndidas y glamurosas,
reciben silbidos y piropos, todo va de color de rosas;
de ese rojo carmesí del que tiñe la Funesta.
''¡Ay qué ingenuos que son aclamando a esa enhiesta!''
Se lamentan algunos sin percatarse de la fiesta
mientras otros, sobre alfombra roja, gritan ''La victoria es nuestra!''.

En las filas desesperan porque el llanto de la niña no cesa,
no comprenden su dolor, la cruz de la que es presa.
No comprenden su temor, porque con palabras no se expresa
pero nada puede hacer, ya nada en su corazón pesa.

A lo lejos se vislumbra un hombre taciturno,
una mirada sombría, un traje nocturno.
Rifles miran indiscretos esperando la orden de disparar,
pero el hombre no se achanta, no para de caminar
indiscreto, indiferente, sonriendo sin cesar.
-¡Que todo el mundo se esconda, ese hombre lleva una bomba!
Pero el músico no entiende de explosivos, solo del sonido y su honda.

Entre las balas perdidas el pianista comienza a tocar
una triste melodía que todavía nadie logra olvidar,
en el teclado de un piano que parece de cristal.
Yo no voy a juzgar, si lo que hizo estuvo bien o estuvo mal.
Solo soy un superviviente más, alguien que todavía puede recordar.

''¡No disparen al pianista!'' se escucha desde los dos bandos.
''¡No disparen al pianista!'' voces al unísono de los hombres al mando.
''¡No disparen al pianista'' porque el pianista disparó
una hermosa melodía que con el llanto de la niña acabó
y él continuó tocando, con motivo de admiración,
una hermosa canción que con el fuego cruzado terminó.


Por falta de precisión las balas están perdidas,
desfilan, entre los rayos del sol, luces rojas y amarillas.
El mundo pierde la razón, mejor que perder la vida
y llora sin ton ni son una madre triste, sola y afligida.

No disparen al pianista, por favor. No disparen al pianista...

                                                                                                                            J.R. Cristian

Querer rápido.

Yo aun me pregunto como existen personas que dejan de querer a alguien en semanas, e incluso días cuando decían que ese amor iba a ser para siempre... 

Tal vez el problema de hoy en día es que las personas están acostumbradas a mentir e incluso les gusta y les causa placer engañar a alguien mas. Ver como sufren al darse cuanta de las mentiras, ver como se odian por haber confiado en las palabras de alguien, palabras que nunca se hicieron verdaderas y que solo van a quedar suspendidas en la memoria de la persona lastimada.

La verdad yo no creo que pudiera hacer algo así creo que no sea capaz porque me han mentido de esa manera, porque se cual es la magnitud del dolor al enterarse de que la persona en la cual creíste ciegamente te hace daño, se aprovecha de tu confianza e incluso de tu inocencia. 

sábado, 19 de marzo de 2016

Cambio.

El problema radica cuando usted empieza a desconocer a una persona cercana, cuando usted ya no sabe con quien trata o de quien se trata. Allí es donde se rompen lazos, se destrozan sentimientos y se faltan a promesas. 
¿Hacia que lugar se va todo aquello que alguna vez unió dos almas? Nadie sabe, y como llegaríamos a saber eso si no existe una respuesta razonable para explicar el dolor que se siente cuando alguien que amas cambia, o lo cambian...
Tal vez a aquella persona no le importo lo mucho que la amabas y por lo tanto no le dio la importancia suficiente como para mantener quien fue, y prefiere ceder a un cambio perjudicial, que al final solo lastima a quien de verdad ama. 

jueves, 17 de marzo de 2016

Solías, solíamos y solemos.

Solías decirme que vivir al límite debía ser mi norte… Intuí que ese era tu mantra, me equivoqué, como con todo lo demás acerca de ti.
Solías pedirme que confiara en ti… Intuí que tú hacías aquello conmigo, me equivoqué, como con todo lo demás acerca de ti.
Solías cantarme como promesa de un para siempre… Intuí que conocías cuánto tiempo necesitaba eso, me equivoqué, como con todo lo demás acerca de ti.
Solías pedirme que me quedara… Intuí que me necesitabas, me equivoqué, como con todo lo demás acerca de ti.
Solías darme abrigo como el sol… Intuí que querías cuidarme, me equivoqué, como con todo lo demás acerca de ti.
Solíamos ver las estrellas como nuestro lugar en el mundo… Intuí que eso era algo único, me equivoqué, como con todo lo demás acerca de ti.
Solíamos buscar nuestro destino en las nubes… Intuí que no compartirías eso jamás, me equivoqué, como con todo lo demás acerca de ti.
Solíamos quedarnos dormidos en el sofá… Intuí que así sería toda la vida, me equivoqué, como con todo lo demás acerca de ti.
Solíamos jugar cartas de la forma más lasciva posible… Intuí que era tu pasatiempo favorito, me equivoqué, como con todo lo demás acerca de ti.
Solíamos creer que el amor da libertad… Intuí que podrías compartir esa libertad conmigo, me equivoqué, como con todo lo demás acerca de ti.
Ahora solemos ir por la vida, con un vació interior, reconociendo que nos faltamos mutuamente, pero siendo los suficientemente cobardes para no hacer nada al respecto.
Guardo la lluvia como promesa de aquello que solías, solíamos y solemos hacer.

Cierra las manos.

Tengo ganas de escribirte algo,
pero ahora mismo no me salen las palabras,
porque te tengo lejos,
porque nunca te he tenido cerca.

La música no me inspira,
tus ojos dejaron de tener ganas de verme,
tus labios necesitan vaselina,
y mi alma te quiere a ti.

Cierra las manos y espera cinco segundos.
Yo ya no estaré,
pero te habré dejado todo lo que podía darte,
mi corazón.

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Recuerdos que no salen del sofá

Me hallo inmersa en una nube de nostalgia. En una constante batalla entre los recuerdos y yo. Algunos apuntan, y alcanzan, más fuerte que incluso propias balas

"Quédate con los buenos recuerdos", decían. Pero, ¿de qué me sirven las memorias si personas a las que tanto amé ya no forman parte de mi destino? Se quedaron en el camino para aludir que sólo estuvieron de paso. 

No puedo negar que han ayudado a forjar quien hoy soy. Me han enseñado valores que no tienen etiqueta ni precio, y cuando deseo que esos recuerdos se borren, inmediatamente desecho tal idea de mi mente.

Es tan sólo aprender a que no duelan, y abrazarlos. 

Darte tiempo, darnos tiempo. Los recuerdos permanecerán, son lo único que nos queda. Sin embargo, a veces me gustaría sentarlos en tu sofá y aparcarlos durante un breve suspiro. A fin de cuentas en él cabrían todos y cada uno de ellos. Nos guiarán por la correcta senda. Nos salvarán.

El corazón seguirá su propia rehabilitación, no guiada por un cuerpo de especialistas del desamor. Poco a poco aquel corazón roto, quedará sólo fisurado; grietas irrecuperables. Grietas de una guerra perdida, grietas de tu saliva sobre mi piel herida. 

Pero grietas que no mienten sobre tu leve paso por mi vida. 



martes, 15 de marzo de 2016

Necesidades

Entre poemas y
aplausos intermitentes
soy consciente de mi cuerpo
como si cada uno de mis órganos,
cada una de mis extremidades,
cada uno de los movimientos de mis párpados
estuvieran en mi mente,
tuviera que pensarlos,
me pesaran...
Y en ese instante,
de repente,
con la mirada perdida en algún punto
que nunca lograré recordar
parece que comprendo de algún modo
lo que significa vivir
o sobrevivir
o lo que sea esto.
Es caerse
y levantarse
y volverse a caer
y levantarse otra vez.
Es sentir
y no querer dejar de hacerlo,
aunque duela.
Es soñar
sueños irrealizables
y hacerlos realidad.
Es un abrazo
una sonrisa
un baile
un beso
¡poesía!
un trozo de tarta
orgasmos
y lágrimas.
Es viajar a personas desconocidas
para sumarlas
al mapa de tu mundo.
Es tocar la guitarra con tus amigos
cantar todos como si no hubiera mañana
y que suene perfectamente genial.
Y es permanecer en silencio
con alguien
porque realmente
no necesitáis nada más...
A veces
supongo
tan solo es eso
vivir
o sobrevivir
o lo que sea esto.
Su nombre,
en realidad,
no tiene importancia.

Carlina Green: Luna Tucumana



Si yo fuera el cielo, te dedicaría el amanecer. Se nace el sol y te dedico las horas tempranas cuando emerge sobre los rascacielos del centro; las tinieblas desvaneciéndose de la favela justo afuera en los límites de la ciudad; la madrugada sobre los campos tan verdes que vi rumbo al norte; los primeros rayos de sol rioplatense reflejados en el agua; la sutil muestra de la mañana sobre el Parque 9 de julio; la vigilia en La Recoleta, Evita fantaseando, entre dormida y despierta; los glaciares de Ushuaia brillando en la luz recién llegada; el amanecer sobre las viñas de tu país de Malbec, que tiene el color de mi vestido favorito que te queda mejor de lo que me queda, el vestido que casi llevé al boliche la noche de mi cumpleaños, la noche donde nos escabiamos en la Terraza, la previa; la noche en que el DJ puso mi canción favorita y cambió a otra 30 segundos después, maldito; la noche en que alguien metió algo en la bebida de tu prima; la noche “con todos confundidos, con hombres y mujeres, con la tierra que implanta y educa los claveles.” Era la noche que compartimos tu cama por primera vez. ¡Cuántos caminos hasta llegar al momento y qué soledad errante hasta tu compañía!



Hace meses que contraje la peste del insomnio por el hecho sencillo de leer el Gabo. En esos días soñaba despierta y vivía en su alucinada lucidez. Tal vez era más reconfortante ser delirante que enfrentar mi realidad enredada. Por eso no podía dormir. O sólo faltaba el calor de tu forma, el olor de tu remera, la curvatura de tu columna. Y hoy me quedo con insomnio cuando estoy en la cama de arriba de la cucheta. Ansío los días en que Tiziano se queda en la casa de Alicia. Esta noche estás abajo, sólo a un metro de mí, pero me parece que estás lejos. Siento la ausencia de tu cuerpo y de tu ser, hermana mía, alma gemela. Yo sé que ya tenés una amiga con este título. Aunque yo todavía no soy tu alma gemela, tú eres la mía. Estoy contenta notando tu acento cuando hablas en mi lengua natal, dándote un ataque de risa, llamándote nombres atrevidos, apreciando tu belleza, besando tu cuello cuando estas tranquila, asombrando cuando aparecen escalofríos en tu piel, mirándote bailar, viéndote sonreír de placer, durmiendo segura en tus brazos, escuchándote cantar, sintiendo tus dedos en mi cabello, los míos recorriendo tu cuerpo, y nosotras dos caminando mano a mano. Juntos desde la ropa a las raíces, juntos de otoño, de agua, de caderas, hasta ser sólo tú, sólo yo juntos.



Tanta plata he gastado para curarme de esta enfermedad cuando el remedio era tan obvio. Hoy estoy aquí contigo, mi morocha, con tu cabellera negra, tu piel suave, tu aroma de vainilla, con tus canciones, tu felicidad, con esa mirada insolente que casi tiras, la indiferencia con que fumas un cigarrillo, tu risa demasiado alta, con la caligrafía tatuada en el antebrazo, los desafíos que te enfrentaste, con el señal de amor y paz que haces en las fotos, con esa figura de pura locura, con tus ganas de tener aventuras, de hacer travesuras, con tu cabellera oscura, con tu sinfín de dulzura. Me recuerdas del fin de la cosecha, cuando todo el trabajo ha terminado, cuando la fruta está empacado y mandado a todos lados, cuando la tierra es vacía y finalmente puede respirar. La puesta del sol pasa paulatinamente, el anochecer demora, pero los colores brillantes destiñen al fin, y todo se sume en la oscuridad total. Encuentro la negrura de la intemperie en tus ojos, las estrellas centelleando en tus pupilas, el color ocre del barro en tu piel, fruto de la tierra destacadas en tu silueta, y el anochecer en tu alegría. Pensar que separados por trenes y naciones, tú y yo teníamos que simplemente amarnos.

Pintura de Juan Antonio Roda





¿Por qué ''nombre'' y no ...?

Nunca he estado conforme con esos nombres que les damos a las cosas. Las cosas no son porque son llamadas; yo no soy porque me llamo ''Agnes'', ''Rufina'',''Juan'' o ''Venus'';qué sé yo. ¿Por qué ''silla'' y no ''cristónfula''?, ¿por qué ''libro'' y no ''anterío''?. ¿Por qué, por ejemplo, mi vecina -la chismosa-, se llama ''María de los Ángeles'' y no ''Bruja''?,mal no le quedaría, es desagradable, se la pasa espiándome y me tacha de loca porque tengo mi propio vocabulario. Le hablo como quiero porque prefiero que no me entienda;la insulto con frecuencia, a mi modo y ella sólo dibuja con su mano derecha, una cruz en el aire. ''Cornapútrida,-le digo- cornapútrida y misantérica''. Me da mucha risa ver a la pobre vieja asustada. ¡Que cornaputra a otro!, yo nunca he hecho nada merlato o garnuzo.
 Como escribo esto para mí, no me importa que no se entienda; siempre he reinventado las palabras; de hecho, nadie sabe mi nombre real, ni siquiera yo lo recuerdo; todos los días me invento uno nuevo, ayer fui ''hoja'', hoy soy ''brisa''.  Quiero creer que no me llamo, que simplemente existo y que cuando existo, existo bonito y por eso nadie precisa mi nombre. Cuando parta hacia la nada, me recordarán como magia, esencia, vida que no es nada de eso pero que los hizo vibrar. Quiero ser ese gesto que hace la gente feliz o enamorada ("sonrisa",le dicen), quiero ser ademán cortés, movimiento tras suspiro, contenido de las gotas, sentido del vuelo de las aves y un poco de música argentina.
 ¿Por qué a la ''música'', le llamamos ''música'' y no ''magia'', ''éxtasis'' e incluso cuando pesa, ''karma''? Pienso que quien inventó y repartió los nombres de las cosas, era un maldito grisántono; no podía ser algo más. Decirle ''azul'' al cielo, es un atropello, hasta yo misma me abofeteo cuando lo menciono, ¡qué diminuto!, 4 letras para tanta inmensidad.
 ¿Por qué ''zapatos'' y no ''compañeros''?, ¿por qué ''vida'' y no ''misterio''?, ¿por qué?, ¿por qué carajos, ''amor?'', ¿por qué no, mejor ''locura''? y a propósito ¿por qué nos dicen ''locos'' si somos los más ''cuerdos''?.





 -ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO   -¿Por qué todo esto y no simplemente ''nadie''?

Carta a la melancolía

Muy señora mía:
Melancolía, cuadro de Edgar Germain Hilaire Degas


Ayer recibí de las manos de alguien incógnito su carta y la lectura de la misma me dejó perpleja. Usted estuvo en mi búsqueda, sabrá Dios porque ha dispuesto que me encontrara. Yo estaba en casa, (entre mis libros, perdida, en mi cama) leyendo por manía.


El sentido humoral de mi persona estaba centrado en una poesía que me sumió en la depresión, lloré, lloré como una niña, me pareció haberla visto algo confusa con mis ojos lacrimosos en medio de esas páginas, pero excúseme usted, por no permitir su visita, en ese momento, ordené a mis fluidos corporales, (entre ellos a mi bilis negra), que no le de paso a su presencia, mientras que la locura se apoderaba de mí, el sentido de libre condición susceptible y una rareza hermética de desolación me acechaban, sentía como me vigilaban y sentía que se me acercaban.


Me moví inútilmente sobre la cama, apoyada con mis rodillas y tomé un libro, (aún con lágrimas y sollozos) busqué una lectura avivada, llena de fantasía que me haga sumir en el incontrolable apego de la ficción y que me saque una que otra sonrisa trazada en mi boca, pero no la encontré, tiré al piso con alevosía el libro de Jaime Sabines que un día alguien me regaló, no duró mucho tiempo en el suelo, bajé apresuradamente y lo tomé entre mis manos, recordando esa lectura sencilla y apacible que me calmaba en momentos de aridez. ¿Qué putas puedo hacer con mi vida? Me dije en voz alta, buscando exactamente en la página ocho donde se encuentra ese métrico y realista poema. — ¿Qué putas puedo?— Dice Sabines, —No puedes hacer nada—, me decía constantemente una voz en mi subconsciente que me atemorizaba.


Me miré al espejo y repetí en voz alta algo que leí alguna vez; “tengo miedo de las acciones y los puntos y de las pausas y de mis preguntas y de contestarme” decidí no volverlo a repetir y empecé por ordenar; primero el desorden de mi cabeza, segundo el desorden de mi habitación. Callada y sin decirme nada, estaba yo ordenando mis libros en el único cajón disponible, Allende, Cortázar, Verne, en orden alfabético, de repente me encuentro conmigo misma frente al espejo (otra vez), y ya no tenía los ojos llorosos, ni las mejillas enrojecidas de tanto llorar, estaba diferente, feliz podría decir, no hasta cierto punto de felicidad, pero me sentía tranquila, relajada y con ganas de seguir ordenando, y tarareaba un poema de Octavio paz que no tiene música pero tiene palabras de viva tranquilidad. Me solté el cabello y luego lo peiné con una coleta alta, me sentí extraña e irreflexivamente casi sin pensarlo tomé el libro de Sabines de nuevo, leyendo un verso del poema “He aquí que tú estás sola” —Te digo que estoy sola amor y que me faltas, nos faltamos, amor, y nos morimos…— (silencio oscuro, indefinido, insuperable, impávido, conveniente, mío). Mi bilis negra se descuidó por unos minutos y dio paso a la crisis y a la manía que tengo al sentirme sola. Mis manos me temblaban, la expresión de mi rostro cambiaba, no había sonrisa, había recuerdos tristes (y cosas que no eran recuerdos solo imaginación, pero era triste y desolado.)


¡No puede ser! —Pensé con una remisión de crisis total, casi gritándolo mentalmente—, ¡No puede ser!, me había autodiagnósticado bipolaridad.En menos de una hora tenía todos los patrones indicando mi estado de ánimo variable. Sentada en el filo de la cama, pensé que mis neurotransmisores cerebrales estaban convenciendo a mi cuerpo y a mi mente, a que se pongan en contra de mí.




Una crisis depresiva me atacó de nuevo y la vi claramente a usted señora melancolía sentada en mi sofá como se la ve en el cuadro de Edgar Germain. Disculpe usted mi irritabilidad pero pasó a mi lado sin previo aviso, usted sabe que carezco de libertad, ¿Para que intercalar a mis ánimos en nuestros asuntos? La culpa es mía, mil veces mía, por darle paso a la desolación.  ¿Es que no tiene usted razonamiento, apreciada (aunque muy mala) amiga, en tratar así a quien extraña a alguien? Tengo preguntas de nunca acabar.


En fin, aunque mi carta no tenga contestación, sería yo la primera en autodeterminarme culpable y tendré que enfrentarla de mujer a mujer, porque considero erróneo que a una dama como yo se la ataque depresiva y tristemente de vez en mes.  


Y por último le expreso que  no tengo ánimos de permitir que esto  vuelva a suceder.


Dejo el teclado, las obligaciones laborales y personales me convocan y tengo un cúmulo de ellos por doquier.





Quedo de usted, apreciadísima señora amiga, etcétera.