jueves, 10 de marzo de 2016

III, Éride.

Anoche violaron a tu vecina del bajo.
Han nacido dos niños
de vientres de madres que no sobrevivirán,
porque ya se han cansado de golpes.
Una chica yace en la calle,
muerta,
y los gusanos serán quienes la encuentren primero.
Una abuela
descubre roces de cuerda
en las muñecas de su hija.
Un niño llora
porque en su casa ya no hay música.
A una chica le levantan la mano por primera vez
y no será la última.
Una mujer maquilla su cara violácea
antes de salir de casa.
Tu primo se muere
en el pasillo de un hospital.
La gente se muere de hambre.
Los niños lloran.
España tiene dos kilos de más
llenos de miedos
en lugar de sonrisas.
Tiene estudiantes
sin fuerzas
del esfuerzo de sacar adelante
un país lleno de mentiras.
El mismo que les da la espalda
cuando salen de aquí
en un intento de buscar el final
de este puto túnel.

España tiene un montón de huesos
sin nombre,
ni lugar,
ni hogar,
ni familia.
Y, sin embargo,
con cientos de personas
con las manos llenas de tierra
que no se cansan de buscar
aquella que secó sus lágrimas.

España está podrida.
No, el mundo está podrido.

La ambición por tener lo que es de todos nos ciega,
envenenado el suelo que pisamos,
poniéndole precio a las flores
que un día hicieron que nos enamorásemos de ti.
Tierra,
perdónanos por no quererte bien,
algún día aprenderemos a no hacerte daño,
te lo prometo.
Dejaremos de venderte a ti
y a quienes das casa
al mejor postor.
Dejaremos de usar tus llanuras de campo de batalla,
de hacerte agujeros
para esconder los cadáveres de nuestros errores,
algunos demasiado jóvenes,
para hacerte cosquillas y ponerte guapa.
Dejaremos de usar tus aguas de vertedero,
de vestirte de rojo
y no de rosas.

Te prometo que algún día,
espero que pronto,
dejaremos de creernos tu ombligo
para creernos tus hijos
y cuidarte como una madre se merece.

Ten paciencia,
que aún somos jóvenes egoístas
que sólo saben echarse mierda encima
de todos los errores pasados.
Somos miedo de quedarnos sin nada
sin nadie,
y pisamos lo que sea por mantenernos a flote.
Somos ciegos que no ven,
que sin quien nos quedamos,
es sin ti,
y que nadie más va a darnos cobijo.

Ten paciencia,
en ti conviven las dos caras de una moneda,
los dos extremos de la cuerda
y nadie parece encontar el término medio.

-Éride

2 comentarios:

  1. waaaa
    se nota que salió del alma
    esta tierra está tan corrompida por el ser humano

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    Respuestas
    1. En primer lugar, muchas gracias por leerme y me alegra que te haya gustado. Sí que salió del alma, verdaderamente estaba enfadada con todo y me enfado un poco cada vez que lo leo, aunque a la mitad del escrito ya me calmé.
      Un abrazo enorme.

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