"Soy una perra mentirosa" le digo mientras voy en
busca de su
siguiente beso. Me encanta... Sus labios, su
forma, los huesos de su
cadera y la curvatura de su espalda. Me llama
"cobarde", "mentirosa",
me dice que no me equivoco al creer que estoy
diseñada para hacerle
daño. Que si la quiero por qué le miento, que no
es tonta, que yo
tampoco y que deje de engañarme; que no mienta
más porque le hiere,
porque confía en mí... Porque creía en mí.
Y yo sólo sentada preguntándome y preguntándole
y preguntándonos
entonces por qué se fue así. Porqué es que las
cosas tomaron ese
rumbo...
Y no me sabe responder cuando le pregunto qué de
todo pudimos hacer
tan mal. Y no le sé responder cuando me pregunta
por qué miento...
Bueno, sí sé; "por temor a
decepcionar" le digo suave y afónica porque
ya he bebido demasiado y el frío no hace un buen
equipo a menos que
sea porque ella se me mete entre los brazos... Y
entre las piernas y
le beso los codos.
Miento demasiado, insiste. Y yo sólo pensando en
cómo decirle mi mayor
verdad sin que suene a burla: "Soy
mierda... Y esta noche te besaría
hasta quedarme sin voz porque no sé de qué
manera demostrarte, a las 5
de la mañana, que cuando se trata de ti, soy más
que secretos y
errores..." Pero de mí sólo puede salir que
soy una hija de la
chingada que no quiere hacerle daño.
Y me reduzco a besar sus labios porque las
cicatrices no puedo... Voy
en busca de sus pechos porque es la manera más
cercana que tengo para
llegarle al corazón; ojalá fuera posible, que
después de tanto fallar
no encuentro otra forma.
Pide... Pide que le pida perdón. ¿De qué puedo
pedirle perdón? Si ella
no sabe aún qué es eso que le oculto -o quién
sabe- y le puede romper
sabe qué parte del cuerpo porque... Es mentira.
Soy mentira.
Soy mierda; soy todo eso que nadie querría-qué
bueno que también soy
palabras precisas, de no ser así... Ella jamás
se atrevería a
abrazarme una vez más-.
Me duele... Me arrepiento de ser mierda, de
construirme tan asquerosa
y perfecta.
Y aún así, me duele más ser mentira. Lo
reconozco y no me duele
hacerlo; me duele tener el descaro de decírselo
viéndola a los ojos y
arrojándome a su cintura. Me duele.
Ojalá esta noche me creyera. Esta noche valdría
por todas; esta noche
lo hubiésemos valido todo.
Me duele que a pesar de todo esté aquí, tomando
todo eso que no
merece, recogiendo los peores pedacitos de mí.
Besándome a manera de
"No te vayas... Hoy podemos mejorar"
Cuando la única que tiene cuentas
pendientes soy yo.
Me revienta saber que no merece esto, esto que
soy y he sido, y aún
así conservo el carácter egoísta de pedirle que
no salga de mi vida;
me sorprende creer en mí después de tanto, de
conocerme y vivirme tan
bien; hoy aprovecharía como loca esa oportunidad
de no hacerle daño.
Hoy quiero demostrarle que puedo seguir siendo
mierda sin mentir; y
ser lo mejor que le ha pasado por entre las
arterias.
Ojalá no tuviera miedo.
Yo a mí.
Ni ella a nosotras.
Ni nosotras al tiempo.
-Ser Mentira.
"Soy una perra mentirosa" le digo mientras voy en
busca de su
siguiente beso. Me encanta... Sus labios, su
forma, los huesos de su
cadera y la curvatura de su espalda. Me llama
"cobarde", "mentirosa",
me dice que no me equivoco al creer que estoy
diseñada para hacerle
daño. Que si la quiero por qué le miento, que no
es tonta, que yo
tampoco y que deje de engañarme; que no mienta
más porque le hiere,
porque confía en mí... Porque creía en mí.
Y yo sólo sentada preguntándome y preguntándole
y preguntándonos
entonces por qué se fue así. Porqué es que las
cosas tomaron ese
rumbo...
Y no me sabe responder cuando le pregunto qué de
todo pudimos hacer
tan mal. Y no le sé responder cuando me pregunta
por qué miento...
Bueno, sí sé; "por temor a
decepcionar" le digo suave y afónica porque
ya he bebido demasiado y el frío no hace un buen
equipo a menos que
sea porque ella se me mete entre los brazos... Y
entre las piernas y
le beso los codos.
Miento demasiado, insiste. Y yo sólo pensando en
cómo decirle mi mayor
verdad sin que suene a burla: "Soy
mierda... Y esta noche te besaría
hasta quedarme sin voz porque no sé de qué
manera demostrarte, a las 5
de la mañana, que cuando se trata de ti, soy más
que secretos y
errores..." Pero de mí sólo puede salir que
soy una hija de la
chingada que no quiere hacerle daño.
Y me reduzco a besar sus labios porque las
cicatrices no puedo... Voy
en busca de sus pechos porque es la manera más
cercana que tengo para
llegarle al corazón; ojalá fuera posible, que
después de tanto fallar
no encuentro otra forma.
Pide... Pide que le pida perdón. ¿De qué puedo
pedirle perdón? Si ella
no sabe aún qué es eso que le oculto -o quién
sabe- y le puede romper
sabe qué parte del cuerpo porque... Es mentira.
Soy mentira.
Soy mierda; soy todo eso que nadie querría-qué
bueno que también soy
palabras precisas, de no ser así... Ella jamás
se atrevería a
abrazarme una vez más-.
Me duele... Me arrepiento de ser mierda, de
construirme tan asquerosa
y perfecta.
Y aún así, me duele más ser mentira. Lo
reconozco y no me duele
hacerlo; me duele tener el descaro de decírselo
viéndola a los ojos y
arrojándome a su cintura. Me duele.
Ojalá esta noche me creyera. Esta noche valdría
por todas; esta noche
lo hubiésemos valido todo.
Me duele que a pesar de todo esté aquí, tomando
todo eso que no
merece, recogiendo los peores pedacitos de mí.
Besándome a manera de
"No te vayas... Hoy podemos mejorar"
Cuando la única que tiene cuentas
pendientes soy yo.
Me revienta saber que no merece esto, esto que
soy y he sido, y aún
así conservo el carácter egoísta de pedirle que
no salga de mi vida;
me sorprende creer en mí después de tanto, de
conocerme y vivirme tan
bien; hoy aprovecharía como loca esa oportunidad
de no hacerle daño.
Hoy quiero demostrarle que puedo seguir siendo
mierda sin mentir; y
ser lo mejor que le ha pasado por entre las
arterias.
Ojalá no tuviera miedo.
Yo a mí.
Ni ella a nosotras.
Ni nosotras al tiempo.
-Ser Mentira.
Ángela Venegas.