miércoles, 19 de octubre de 2016

La luz de mi vida

Y de pronto la noche. Suena en el eco del día un grito ahogado; el que con fuerza sale de mis pulmones al comprobar que ya no estás; que ya no pones el sonido de tu risa y la magia que desprendían el sonido de tus orgasmos a mi vida. Y de pronto la noche. Suspiro y no sale aire de dentro de mí, sólo una mezcla de tristeza y melancolía de todos esos recuerdos que compensaban las penas más amargas. Una mezcla espesa que deja aún màs mi mundo a ciegas. No me quedan aliento ni ganas de seguir por un mundo que hace oídos sordos a todas mis plegarias: sólo le pido que vuelvas, que nada cambie, que todo siga como hasta ahora, que vuelva la luz que iluminaba mi vida. Y de pronto la noche. Vago a ciegas por los rincones de mi vida y en ninguno de ellos te encuentras tú. Y me pregunto si ellos también volverán a tener la misma luz, la misma seguridad de siempre ahora que tú ya no los sujetas con la firmeza de tus manos. Y sin esperarlo, un mapa, cuatro coordenadas, la dulce esperanza de volver a encontrarte perdida en tus dudas, la esperanza de que vuelvas de nuevo a mi vida. Y de pronto luz, un resplandor que casi me deja ciego. Miro de frente al abismo y éste se desvanece bajo mis pies. Alguien me sonríe y entonces, entonces siento paz, y entonces siento que el mundo me compensa por el dolor y las penas que me dejó tu partida. Una sonrisa en el umbral de mi pena, cuatro chispas que dan inicio a la historia más bonita de nuestras vidas. Y de pronto, sin esperarlo, tú ya sólo eres parte de mi pasado y ella, la luz que vino a alumbrar todos los rincones, ésos que descubrimos juntos; y que al igual que a mi, tú dejaste abandonados a su suerte.

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