miércoles, 24 de junio de 2015

El vuelo hacia atrás de los aviones, escrito por @SANT1460

El vuelo hacia atrás de los aviones.






Como si la ciudad hubiera sido construida por Aurelio Arturo, sus calles se llenaban de gente desesperada que salía a la vez que quería entrar. Alterados por la confusión de los sonidos furiosos y colectivos, estas personas salían de los portones y de los edificios roídos por el musgo y el sin sentido, buscando techos para protegerse de un todo que caía en llamas. Entre una orquestra de chillidos y explosiones, dominaba  un sentimiento parecido al llanto. Los viejos no corrían, aterrados por las bombas y por el vuelo de unas máquinas que recordaban de su infancia. Los niños tampoco corrían, sumidos en la desesperación, producto del choque entre el miedo y la curiosidad por aquellos aparatosos animales mecánicos. Aterrados y atraídos por su primera visión de un avión, sus pequeños pies se aplomaban al suelo.  Los adultos corrían no por ellos sino por lo que quedaba de sus negocios, de sus familias. El pasmo generalizado ensordecía turbinas y ráfagas de metralleta. La incredibilidad colectiva sobre lo que estaba pasando parecía hundir la ciudad debajo de un lienzo quieto y silencioso. Todos los ojos abiertos creían estar soñando el mismo sueño ensordecido que nada tenia que ver con la realidad, con el peligro inmediato de morir ni con la destrucción sin pausa de los  muros de la ciudad; muros que serían reemplazados por columnas de humo que reestructurarían  por siempre el orden natural de la existencia.

Esa noche, después de recogidos los trapos que quedaron, una vez abonados los campos con ceniza insulsa, una vez acostados los niños agotados por el miedo, la ciudad durmió al son de una lluvia que duraría años, casi tanto como los rumores que minarían el recuerdo de una ciudad dormida eternamente por los aviones y las bombas de un infierno improvisado. 









SJ.



Junio tres de 2015

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