martes, 9 de junio de 2015

Y UNA VIDA escrito por @simo_cat

Su nombre era Ana. No era especialmente guapa ni especialmente fea. Ni muy inteligente ni muy tonta, una media de seis coma tres. Ni muy alta ni muy baja. Ni terriblemente extrovertida ni horriblemente aburrida. Era lo que se denomina una persona normal, corriente, mediocre, común. Se dedicaba a ir a la escuela, salir con sus amigas, siempre las mismas amigas, y dar un vuelta ¿Por dónde hoy Claudia? No se Julia, ¿Qué te parece la playa? ¿Otra vez la playa, no te cansas? Pues a mí me apetece ¿Si ya ni hace sol María? Y ella callada, ni si, ni no, ni todo lo contrario. Y estando en la playa, ya que Claudia y María parecían tener más don de liderazgo, ¿No te parece guapo es chico? Mujer, no se… ¿Ai, pues a mi si? ¿Y a ti Ana? Y ella no sabia y las otras erre que erre, cómo extrañamente excitadas por el hecho de que no respondiera de una forma rotunda, clara, blanco o negro. ¿Te estás poniendo roja? Se está poniendo roja. Y ella que no, que no, que la dejaran en paz que no quería saber nada de ese. Si no sé ni cómo se llama. Pues… Si, mujer… Víctor, Alex, Carlos… No, se llamaba José. Y en eso que Ana se había puesto roja de verdad. Y que el chico no era tan monstruoso como parecía en la distancia. Y qué bueno, que al final a lo mejor era mono y todo. Y ya empezaron a hablar. Y ya se insultaban. Y ya se hacían amigos. Y ya se contaban la vida el uno al otro. Y ya tonteaban en la playa, esta vez sin las “amigas” delante. Y ya se cogían de la mano. Y ya se dejaba tocar tras las rocas. Y ya se rumoreaba que se veían, que hacían buena pareja. Ya les tachaban de novios. Ya susurraban lo obvio a sus espaldas. Ya los toqueteos iban a más y se acostaban, una noche que sus padres no estaban, en el sofá, frente a la foto de la abuela. Y ya llevaban un año, y dos. Y cariño no me gusta vestido, cámbiatelo. Y que haces hablando con ese. Y déjame en paz. Y soy celoso, pero eso significa que te quiero. Y lo perdonaba. Y quien eres tú para decirme que tengo que hacer, gorda, eso que no faltara. Y no me gusta que vayas tanto con tus amigas. Y perdona, pero cuándo bebo no sé lo que hago. Y no pasa nada, mientras se maquillaba el ojo. Y te quiero más que a mi vida y prométeme que no me dejaras y no vales nada, eres una mierda, no encontraras nadie mejor que yo. Y ella lloraba. Y las amigas ¿Qué te pasa? Y ella no, nada. Y tu sabrás, mientras se iban, se iban lejos de su vida, sin importarles demasiado, porqué en la playa había más chicos, mejores, más guapos, más listos. Y ya se habían casado. Y ya tenían un trabajo, una hipoteca, un coche, un hijo, dos, tres, un sueldo, miserable por supuesto, una pensión y una bonita tumba, cubierta de flores, flores bonitas, todas esas flores que él no le había regalado en vida y que ahora cubrían su féretro lleno de normalidad, mediocridad, olvido.

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